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Y, de pronto, llegó el futuro…

por Jorge Ortiz

La crisis sanitaria mundial hizo que las ansiedades políticas se convirtieran en turbulencias

mujer mascarilla
Foto: Sutterstock.

Cuando empezó, a principios de 2020, nadie sabía qué daños causaría, cuánto duraría y, sobre todo, en qué terminaría. Se sabía, eso sí, que las grandes epidemias anteriores (la de Atenas, la de los Antoninos, la de Justiniano, la Peste Negra, la Gripe Española…) desencadenaron procesos indetenibles de cambio, no siempre inmediatos pero sí profundos, que trastornaron las formas de vida de sus épocas respectivas. Casi nada volvió a ser igual después de las catástrofes. Pero de la pandemia de coronavirus no se esperaban conmociones decisivas porque se suponía que en pleno siglo XXI, con la ciencia y la tecnología en alturas deslumbrantes, pronto todo estaría otra vez bajo control.

Y, en efecto, el despliegue de científicos e investigadores fue de una urgencia y una eficacia nunca antes vistas, gracias a lo cual el mundo tuvo sus vacunas con una rapidez admirable. Con ellas, las cifras de contagiados y de muertos comenzaron a contraerse antes de que terminara ese año, por lo menos en los países avanzados, al mismo tiempo que las economías se reabrían con cautela y la normalidad de la vida empezaba a volver. Esa tendencia se acentuó con la llegada de 2021 a medida que las vacunas se esparcían por el planeta, aunque las mutaciones del virus se aliaron con la corrupción, el desorden y la pobreza para desencadenar nuevas mortandades en regiones de todos los continentes. Pero, aun así, a mediados del año a la epidemia ya se la sentía declinante.

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Autor

Acerca de Jorge Ortiz

Ha sido periodista y corresponsal internacional, articulista, presentador de noticias, entrevistador y colaborador de la revista Mundo Diners, además de autor de cuatro libros de relatos históricos.
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