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Edición 463 – diciembre 2020.

América Latina sigue queriendo resolverlo todo con asambleas constituyentes. Chile es el último ejemplo.
El resultado fue concluyente y contundente: el 78,27 por ciento de los chilenos, una mayoría aplastante, resolvió que sea una asamblea constituyente la que busque —y encuentre— salidas a la crisis política que se expresó en octubre de 2019, cuando menos se la esperaba, con un estallido prolongado y feroz de violencia callejera, caracterizado por ataques a servicios públicos e incendios de iglesias, que reveló una insatisfacción contenida y una ira reprimida en el país que, hasta entonces, era considerado el más próspero, estable y armónico de toda América Latina. La noche del 25 de octubre, cuando ese resultado fue anunciado, decenas de miles de personas se lanzaron a las calles a festejar lo que esas multitudes eufóricas consideraban el final de la dictadura.