Pese a que el campo visual humano es horizontal y la fotografía, el cine y otras artes se han adaptado tradicionalmente a esa norma, el smartphone y algunas plataformas sociales le están dando un giro de noventa grados a la realidad.
Había pensado escribir que la verticalización del mundo empezó por iniciativa de alguna plataforma que quiso evitarnos la fatiga de girar nuestros teléfonos celulares para mejorar la experiencia, pero no es cierto. Aunque la norma y nuestro campo visual siempre han sido horizontales, hay antecedentes de mirada vertical en el arte, la pintura, la fotografía, la escultura, la arquitectura y las letras. Incluso en la política, la teoría social y la economía.

Sin embargo, nada de lo anterior hizo que nos acostumbráramos a ver en vertical ese mundo plano al que accedemos a través de pantallas, y que, pese a los esfuerzos tecnológicos, aún no se puede saborear, oler o tocar, como lo está haciendo un aparato que se creó en un principio para hablar y escuchar, y ahora ha sumado tantas funciones: el smartphone. O, mejor dicho, el modelo que determinó lo que son hoy en día los teléfonos celulares.