La lectura de novelistas chinos contemporáneos lleva a entender algo de los intrincados comportamientos y supersticiones de la laberíntica República Popular.
Por A. F. Osorio
Aterricé en Pekín, China, en julio de 2018. Era verano. En ese entonces conocía del llamado gigante asiático muy pocos datos: es la economía más grande del mundo, solo superada por Estados Unidos; el país más poblado del planeta, relegando a India, levemente, al segundo puesto; resultado de una cultura milenaria, dueño de un idioma inaccesible para la mayoría de los occidentales.