Un viaje aparentemente administrativo. Un viaje que se convirtió en recorrido de observación y que terminó por pavimentar el camino de la república contemporánea. Un inquieto magistrado francés, curtido por los trasiegos revolucionarios, recorrió los flamantes Estados Unidos de América en procura de la pócima secreta de la democracia.
Se trataba, pues, de un espíritu sensible, profundamente embebido de las ideas iluminadas (la necesidad de la razón, la inevitabilidad del progreso, la vigencia del humanismo), el de Alexis de Tocqueville. Se trataba también de la mirada panorámica de un Tocqueville que, en palabras de Octavio Paz, “traspasa la superficie de una sociedad y de una época”.
La historia es la siguiente: en 1831 el viaje de dos magistrados franceses, el mencionado Alexis de Tocqueville y Gustave de Beaumont, a Estados Unidos, de cierto modo trazó los primeros planos de la ciencia política contemporánea.
