EDICIÓN 486
La honestidad, la noción del bien común y la tolerancia son tres principios con los que Simón Cueva Armijos creció; para él ninguna ideología puede estar por encima de lo correcto. Quienes han trabajado a su lado lo consideran brillante, aunque él prefiere definirse como curioso.
Su paso por la función pública se ha dado en dos momentos: a mediados de los noventa, como técnico en el Banco Central y testigo de la crisis financiera, y hace un año como ministro de Economía y Finanzas, cargo que dejó en julio.
