
Roberto Aguilar (Quito, 1966) es, desde hace rato, el mejor cronista político del país y ha colaborado con los principales medios escritos. Aunque la política le viene en la sangre, también se ha movido en el campo cultural y ha escrito columnas muy leídas que le han cosechado no pocos enemigos entre artistas pueblerinos que no soportan la crítica.
Lo conozco desde muchacho, desde que asomó un día por Impulso 2000, la revista que hacíamos con Pancho Huerta y he seguido su carrera a saltos y brincos.
No había otra forma, con tantos cambios de lugares de trabajo. De manera que esta charla me ha servido para completar el perfil de alguien que, en estos tiempos de mensajitos confusos e instantáneos, se mantiene fiel al buen periodismo impreso.