¿Existió un país sin límites ni territorio, habitado por una comunidad intelectual dedicada a leer, escribir, reflexionar, crear y compartir? Sí, y se trató de La República de las Letras, un espacio simbólico, poblado por filósofos, escritores, científicos y artistas que se reconocieron como sus ciudadanos.
Los miembros de esta comunidad promovían la colaboración y el libre intercambio de conocimientos. De hecho, esta república fue la antecesora de sociedades y academias científicas o las actuales redes sociales académicas.
Estudio de los clásicos
El origen del término República de las Letras se remonta al Renacimiento. Entre los siglos V y XV se produjo la destrucción de algunas bibliotecas, como la de Trípoli. En los scriptoria de los monasterios se guardaban celosamente los restos de obras de Grecia y Roma, y se copiaban los libros que pasaron a nutrir las nuevas bibliotecas de las nacientes universidades. Estos tesoros no eran de fácil acceso para quien no perteneciera al clero o a los centros universitarios.
