









Texto y fotos: Iván Kashinsky
Valparaíso es un puerto con banda sonora propia: se resiste a bajar la voz ante el paso de los años. El grito de los vendedores que anuncian los precios de calamares, almejas y pescados son parte del bullicio cotidiano de este puerto en el que no caben las improvisaciones. Todo forma parte de un ritual que ha pasado de generación en generación, y en el que las variantes, sencillamente, no tienen cabida.
Antaño Valparaíso fue conocido como la “Joya del Pacífico”. En la época de la fiebre de oro de California, este puerto era parada obligada para los buques que viajaban alrededor del cabo de Hornos. Pero cuando el canal de Panamá tomó la posta del camino, Valparaíso cayó en un sueño profundo. Se convirtió en un puerto olvidado.