
Artistas se desafían en la ejecución milimétrica de objetos, personajes, animales y escenas de la vida común.
La precisión extrema otorga inestimable valor a figurillas y escenarios que están hechos a mano e invitan a descubrir detalles y escalas tan pequeñas que caben en el ojo de una aguja.
Así lo demuestra la exposición internacional Small is Beautiful, dedicada íntegramente al arte en miniatura y que, tras su éxito en París y Londres con más de 150 000 visitantes, hizo escala este año en Manhattan, Nueva York.