La traducción y el ensayo literario son un ejercicio personal que Ekaterina Ignatova ha realizado como profesora de lengua y literatura, y al que ahora le dedica su tiempo de jubilación. Así rescata Ekaterina a los poetas rusos.

Ekaterina Ignatova llegó a Loja casada con un joven arquitecto ecuatoriano en 1974. Aterrizó directamente desde Cracovia, donde estudió Filología en la antigua Universidad Jaguelónica, donde también lo hizo Copérnico, y es considerada la más prestigiosa de Polonia. Aunque había nacido en Moscú, gracias a su dedicación y talento, consiguió una beca para estudiar en la república satelital de la entonces Unión Soviética.
La madre de Katia fue una destacada crítica teatral, lo cual llevó a la joven a soñar con un futuro como actriz, algo que no sucedió pues su sabia madre la conocía y entendió que ella no tenía el carácter complaciente que esa carrera requería. Entonces Ekaterina, quien escuchaba a su madre recitar los versos de los poetas rusos de memoria (de corazón, se dice en otras lenguas), se decidió por la Filología, ciencia que, como lo recuerda su etimología, significa nada más ni nada menos que “amor por las palabras”.