
Hay quienes llaman Palacio de Najas a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero ese es un nombre inapropiado y no debe usarse. Si se quiere usar el apelativo de palacio debería decirse Palacio de la Cancillería y, si no, Casa o Casona de la Cancillería.
La sede del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana del Ecuador es un conjunto de dos edificios emblemáticos de la arquitectura del siglo XX: uno, estilo francés, de los años treinta y otro, moderno, del inicio de los sesenta. Representan dos épocas de la arquitectura, dos concepciones del espacio y, a pesar de ser tan diferentes, forman un conjunto funcional que se destaca como una buena muestra de la fusión de estilos y de la reutilización de ambientes, característica de la ciudad de Quito, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Ambos edificios tienen como autores a connotados arquitectos, que han dejado su impronta en la historia edilicia de la capital, Francisco Durini en los treinta y Milton Barragán en las décadas finales del siglo XX. Son construcciones que han estado al servicio del Estado y del pueblo ecuatoriano: la totalidad de los 62 años de vida del edificio moderno y 87 años de la vida del edificio antiguo, pues este fue residencia privada por muy pocos años.