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Pajareo en dos mundos

por Leisa Sánchez

Texto y fotografías: Santiago Rosero y Shutterstock.

Edición 464 – enero 2021.

Tras un corto pero intenso recorrido por páramo y bosque nublado, el mundo de las aves puede revelarse fascinante para cualquier inexperto.

I

Páramo

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Los páramos andinos nos regalan verdaderos milagros naturales en medio de las montañas. Foto: Santiago Rosero.

Son las 07:30 de un viernes soleado a inicios de octubre, el viaje empezó hace poco menos de una hora y este ya es el pri­mer punto de atracción. Es una atracción confusa y deslumbrante. Tras pasar el cen­tro de Píntag, localidad ubicada kilómetros al sureste de Quito, cuando la Reserva Eco­lógica Antisana empieza a mostrarse con toda su grandeza, a un costado de la carre­tera, se abre una herida negra. Una enorme cantera de piedra volcánica forma un cráter humeante en el cual palpita la actividad de volquetas y tractores. En este tramo la carretera muestra las rajaduras del tráfico pesado, y el contraste con la belleza del en­torno podría ser más grande y más dramá­tico de no ser porque el mismo flujo lávico, que es materia prima de las canteras, es el cimiento de una fabulosa muralla que esta­rá presente en otros tramos del recorrido. Marco Peralvo, el experimentado guía de Metropolitan Touring que acompaña el via­je, precisará que dicho flujo fue expulsado durante milenios por el Chakana, un volcán vecino del Antisana que da el nombre a la reserva adonde nos dirigimos.

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