Corrió por el desierto del Sahara y en la Antártida. Conquistó el punto más profundo de la Tierra y el más cercano al sol. Una vida extrema, imposible, de película.

Por Damián De La Torre Ayora
Millán Ludeña Rodríguez es un Dante Alighieri contemporáneo. Sabe que para llegar al cielo hay que primero ir al infierno. Si Sylvester Stallone hubiese querido que Rocky fuera un corredor extremo y escalador de montañas, se habría inspirado en Millán, quien podría suplantar a Tom Cruise en Misión imposible, y no por su 1,61 m y su nariz aguileña, sino por las hazañas que comprometerían a cualquier actor y sus dobles. Pequeño y menudo, por momentos es una especie de Woody Allen al filosofar sobre su vida. Otros instantes, aunque de barba rala, es una especie de Osho al recordar su salvaje recorrido por la Patagonia, el Sahara y la Antártida. Es el dueño de una historia que podría haber inspirado a Julio Verne, pues no cualquiera llega a lo más profundo de la Tierra y escala hasta lo más cercano al sol.