Por Jorge Ortiz
Edición 455 – abril 2020.
Eran tiempos revueltos y de incertidumbre enorme, en los que el mundo se desbarrancaba hacia otra gran guerra, con armas de una potencia como jamás se había visto. Y en España —país de pasiones fuertes y siempre listo al radicalismo—, las grandes potencias ya estaban en lucha abierta aprovechando la guerra civil que había estallado en julio de 1936. Y ella, Caridad, comunista enardecida y mujer de acciones y convicciones, se había involucrado en la guerra dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias. Tal cual: hasta las últimas consecuencias.