Considerado el artista figurativo vivo más importante del mundo, Botero recibe sus noventa años pintando de pie en su estudio de Montecarlo.

¿Y tú qué eres para el maestro? Esta pregunta me la han hecho muchas veces en la vida y en diferentes partes. Digamos que más desde la década de los noventa, cuando Fernando Botero se hizo célebre a nivel internacional y sus voluptuosas gordas se exhibieron gozosas y abundantes por las avenidas, parques y museos más emblemáticos de las capitales del mundo.
Podría ser una pregunta ingenua, si tomamos en cuenta que existen millares de Boteros en Colombia y otros tantos en Argentina, donde se escribe con doble t, pero lo cierto es que, según el historiador Jaime Botero, quien se ha dado a la tarea de publicar cinco libros con la genealogía del apellido, todos los Botero provienen de un poblado minúsculo en el piamonte italiano que se llama Bene Vagienna y es un apellido ocupacional: Boterus era la denominación que se daba a quienes fabricaban los toneles para almacenar vino, agua o granos, a comienzos de la Edad Media.
