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Los grabados de Hernán Cueva

por admin

Por Lenin Oña

Fotos de Christoph Hirtz y archivo HC.

En la entrevista que le hice para un artículo sobre su trayectoria en el grabado, allá por 1988, Hernán Cueva manifestaba el anhelo de que la gente, a través de su obra, “se entienda a sí misma”. No era poco a lo que aspiraba. ¿En el trasfondo de estas palabras había ecos de las teorías freudianas sobre la sexualidad y los deseos reprimidos? ¿Las explícitas o alusivas citas eróticas que aparecen en sus planchas intentan algo más que visibilizar las ensoñaciones propias? ¿Tal vez pretendan —aunque solo sea una aspiración inconsciente— animar a los admiradores de su obra a liberarse de inhibiciones atávicas de origen moral y cultural? “Conócete a ti mismo” era el consejo de Sócrates, y el arte es un plausible apoyo para el autoconocimiento. Sin embargo, lo más probable es que esas preferencias formales y temáticas solo sean maneras de elegir posibilidades creativas que le permiten recorrer a placer los azarosos laberintos de la plástica.

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