
Cuando mis hijos eran pequeños pasábamos mucho tiempo en un bosque de eucaliptos y pinos cerca de nuestra casa. Una tarde de verano nos sorprendió escuchar que empezaba a llover, íbamos a correr al carro cuando nos dimos cuenta de que solo era el sonido del viento contra el follaje: los árboles nos habían engañado, no había tormenta.
A los niños les encantaba buscar caras en los troncos y recoger las piñas del pino o los sombreritos del eucalipto y oír el golpeteo de esas semillas cuando caían al suelo. Una vez nos sobrecogió un crujido aterrador, seguido de un incesante batir de alas. No fue necesario regresar a ver para saber que estábamos en peligro, nos movimos y una rama de ciprés cayó justo detrás de nosotros. Afortunadamente, el árbol nos había avisado con su sonido.
El ser humano es capaz de percibir hojas que sisean, ramas que rechinan, insectos que zumban dentro de las cortezas, seguramente esa fue una destreza indispensable para la supervivencia de la especie. ¿Qué mensajes nos envían los árboles con sus sonidos?, ¿se podría afirmar que existe una comunicación entre especies?