
Dicen que esta novela “tiene peso”, calificación que significa “ser digna de mucho aprecio”. Pero también quiere decir que se trata de un texto contundente, gravitante, de mucha sustancia. Además, su tema se desenvuelve en el mundo de la construcción, industria cuya mención sugiere maquinaria y materiales pesados, por no hablar de su peso económico y social. ¿Por qué hay tan pocas obras literarias ambientadas en esta actividad tan importante? No olvidemos que las crisis de las que se habla como “reventones de burbujas inmobiliarias”, causadas por la hipertrofia del sector, han puesto en jaque a la economía mundial.
En torno a un cadáver
El título suscita una idea de truculencia funeraria que el libro no tiene. En realidad, se inicia con la visión de un cadáver a punto de ser incinerado en un horno crematorio y termina con la culminación de ese proceso. Pero estas lúgubres escenas son simplemente la lanzadera desde la cual se proyecta la vida de la familia Bertomeu.
La narración es coral, los personajes cuentan su experiencia y exponen su visión. La voz de tenor del arquitecto Rubén predomina con la rememoración de las peripecias de su grupo constructor, con el que ha desarrollado varios proyectos en la costa valenciana.