Por Jorge Ortiz
Las nuevas tensiones en Asia y la rivalidad entre Estados Unidos y China anuncian...
“Tenemos que intensificar nuestra capacidad para el combate real”. Con esta exhortación, enérgica y vibrante, el nuevo gobernante chino, Xi Jinping, empezó –en los días finales de 2012- su primera reunión con los altos mandos militares de su país, cuyo ejército, de 2,3 millones de soldados, es el más grande del mundo. Más aún, dijo, “es indispensable mejorar la habilidad de luchar en guerras regionales”. Palabras inquietantes, por cierto, sobre todo si eran dichas al mismo tiempo que Japón y Corea del Sur, las otras dos grandes potencias económicas del noreste asiático, elegían nuevos gobiernos, alineados –en ambos casos- en la derecha nacionalista.
