Carter encarnó, entre 1975 y 1979, a una princesa que provenía de otro planeta y parecía no envejecer jamás. Su objeto en la Tierra era domesticar con mensajes de paz, amor e igualdad entre los sexos un mundo dominado por hombres rudos.
Por Diego Fonseca
Una noche de primavera, como si fuera cualquier ocasión, 200 adultos anhelosos se reunieron a escuchar al pasado.
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