Por Gonzalo Dávila Trueba
Por mis escuchas de las tertulias de la época (1955-60), entre Mamaotra (mi abuela), mi mamá y las tías, sabía cuándo iban a preparar la carne fría. Claro que ellas usaban dos reales de bizcochos (en lugar de pan molido). Y cuando debían poner un huevo por libra de carne, añadían otro de yapa.
Probar la carne de chancho suponía escupir la muestra, por aquello de la triquina. Cuando lograban la bola de carne, la guardaban en una bolsa de lino. La sal que usaban era la mejor: la “de estanco”. Además, empleaban una paila de bronce para desleír la manteca de chancho.
