Al crack francés lo moldearon dos padres deportistas.
Con veintitrés años, posee una poderosa personalidad.
Una sobriedad que pudiera asustar.
Los suburbios de París, un crisol de culturas y de grupos humanos, estallaron en mil pedazos a partir de la noche del 27 de octubre de 2005. Turbas quemaron vehículos, comercios, edificios y se enfrentaron con la policía francesa.
El detonante fue la muerte de dos adolescentes de origen africano, musulmanes (uno de ellos afrodescendiente). Ambos retornaban a casa luego de jugar fútbol con otros chicos, en la comuna de Clichy-sous-Bois, a la misma hora en que se producía un asalto. Gendarmes se toparon con la muchachada y la persiguieron.
