El cambio climático tiene una incidencia social y económica que no afecta a todo el mundo por igual. Los principales responsables del calentamiento global deben asumir su responsabilidad.

Imagina que Quito, Guayaquil, Cuenca, Portoviejo, Loja, Santo Domingo e Ibarra desaparecen. Ese territorio es el equivalente al bosque primario húmedo que perdió el Ecuador en los últimos veinte años: 198 mil hectáreas. Esto representa el 23 % de pérdida total de cobertura arbórea, según Global Forest Watch. En 2020 no solo murieron alrededor de diez millones de personas en el mundo (estimaciones de la OMS), también se registró una pérdida de 2,3 millones de hectáreas de bosque de la cuenca amazónica, donde Ecuador, Perú y Bolivia presentaron los índices más devastadores en su historia, como señala el reporte Deforestación de la Amazonía 2020, realizado por Amazon Conservation y Conservación Amazónica (ACCA).
La problemática ambiental afecta social y económicamente, siendo las poblaciones más vulnerables las de mayor impacto, lo que demanda una justicia también climática. ¿Qué implica ejercerla? Algo así, ¿recuerdas cuando tu hermano mayor cometió una travesura y tú fuiste el castigado? La justicia climática trata de quitar esa venda pues, más que un trato justo, busca que los principales responsables del calentamiento global se hagan cargo, considerando que quienes sufren las mayores consecuencias son aquellos que no cometieron la travesura.