
Lleva alrededor de dos décadas trabajando para visibilizar la violencia de género. En diciembre de 2022 fue reconocida como una de las cien mujeres más influyentes del mundo, en una lista que armó la cadena británica BBC.
El jefe de la Fuerza Aérea Ecuatoriana había sido detenido. Ocurrió después de que el Gobierno sofocara su intento de rebelión en una base militar. Era marzo de 1986. El Frente Unido de Trabajadores apoyaba al rebelde, y sus líderes organizaron una marcha para respaldarlo y protestar contra un Gobierno envuelto en denuncias por corrupción y atropellos a los derechos humanos. Y ahí, en aquella caminata simbólica, estaba ella acompañando a su padre. Tenía diez años.
El padre, Edmundo Guerra Vivero, inmerso en las luchas por las reivindicaciones sociales, era un sindicalista del sector público, un divulgador de ideas que unos años antes, junto con otros amigos de izquierda, había fundado en Quito la corporación y editorial El Conejo. Ella, que nació en 1975 durante la dictadura militar, había crecido escuchando cuestionamientos hacia el poder, en un país que retornó a la democracia en 1979 y donde más de la mitad de la población vivía bajo la línea de pobreza.