Así llamaban en la Corte española de los Austrias a los enfermos mentales, personas con enanismo o niños con malformaciones que reyes y nobles “coleccionaban” atraídos por su ingenio, rareza o inocencia y que, además de espectáculo, proporcionaban el contrapunto ideal que el soberano precisaba para transmitir una imagen de magnanimidad ante sus vasallos.

Aunque la presencia de estas “gentes de placer” fue habitual en otras cortes europeas y en los círculos reales de antiguas civilizaciones en todo el mundo, los Habsburgo serán recordados como una de las dinastías que más interés demostraría hacia estos personajes: entre 1563 y 1710, se “inventariaron” 127 bufones en la Corte madrileña.
Se sabe que varios de ellos gozaron de una vida acomodada, con paga y criados a su servicio. Algunos ocuparon cargos de relevancia, colaboraron en tareas de espionaje y fueron inmortalizados por grandes artistas como Diego Velázquez.