El Festival Estéreo Picnic, realizado en Bogotá el pasado marzo, marcó el regreso de la música en vivo para grandes audiencias en lugares abiertos. Fueron tres días, más de setenta bandas y algunas cosas que nunca olvidaremos.

Hace calor. El aire acondicionado del colectivo no sirve y medio centenar de roqueros —la mayoría con el rostro destapado— se dirigen, desde Bogotá, hacia el Campo de Golf, Picnic y Centro de Eventos Briceño, sede del Festival Estéreo Picnic (FEP) 2022. Pero lo que suena no es rock ni nada parecido. El viaje dura más de tres horas, el mismo tiempo que el repertorio de rancheras a todo volumen.
El Estéreo Picnic, actualmente uno de los festivales más grandes de Latinoamérica, comenzó hace doce años como un modesto espectáculo que reunía a músicos más cercanos a lo independiente que a lo mainstream. Hoy, todo el mundo parece estar aquí.