El rector de la Universidad Católica, ratificado por el papa Bergoglio, conoció de cerca a Leonidas Proaño. Reivindica que el proyecto de la PUCE es formar profesionales con valores. ¿Qué ocurrió en Quito en octubre de 2019?

Mediados de 2021 en un Quito que se resistía a dejar el invierno. Lluvia, niebla, caos en el tráfico. Las aulas, los pasillos, los patios de la universidad estaban desiertos. El bullicio juvenil ausente, lejano, nostálgico. Apenas se empieza a sentir la presencia de seres vivos en el renovado edificio administrativo, donde un puñado de funcionarios asiste, en razón de la emergencia de un virus que afectó todas las actividades humanas.
A escasos metros de ahí reside el grupo que nunca dejó las instalaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), el de los sacerdotes jesuitas, quienes administran el centro de estudios en razón de un legado de esa Iglesia. Ahí viven y trabajan los miembros de esa orden, liderados por Fernando Ponce, el rector, quien fue ratificado este año en sus funciones por el Vaticano.