Por Mónica Varea
Los hijos a veces nos hacen la vida a cuadros, pero también hay ocasiones en las que nos la pintan de color. La mayoría de veces se apropian de nuestras cosas, usan nuestra ropa y nos matan de iras, pero no podemos dejar de reconocer que les queda mejor que a nosotros, que tienen mejor gusto y que siempre, ¡maldita sea mi estampa!, siempre tienen la razón. Es que definitivamente son más inteligentes, menos complicados y mejores personas que nosotros.
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