Hace cien años nació el fascismo, cuando Benito Mussolini tomó el poder en Italia

Tomar el poder era, en la práctica, una misión muy improbable, casi imposible. Y él lo sabía. La idea de marchar sobre Roma era buena: miles de combatientes de camisas negras de los ‘Fasci di Combattimento’ avanzando hacia la capital, provenientes de todas las regiones del país, enviarían un mensaje muy potente de determinación y fuerza.
Ya a nadie le quedarían dudas de que el Partido Nacional Fascista estaba listo y resuelto a gobernar. Ese era su destino, que se cumpliría tarde o temprano. Pero, por ahora, esa marcha sería insuficiente, no sólo porque el ejército impediría la toma de la ciudad, sino también porque las columnas tendrían dificultades muy severas de transporte y de abastecimiento. En todo caso, según resolvió el ‘Duce’, valía la pena intentarlo.