Skip to main content

Estructura de novela

por Huilo Ruales

El infierno, propiamente dicho, estaba en el interior de la casa, que era enorme como un hotel.

2 word image 34

¿Ustedes inventaron el Gran Kaos?, preguntaban los hijos mayores a nuestros padres. El puntiagudo índice de mamá señalaba directo al pecho de papá. Papá señalaba con un puño amenazante a mamá. Después se besaban. Se reían entre ellos y se iban a su guarida, al fondo del enorme patio, donde no hacían otra cosa que dedicarse a la procreación. Dieciséis hijos tuvieron en algo así como veinte años.

El infierno, propiamente dicho, estaba en el interior de la casa, que era enorme como un hotel. Parecía ser expoliada a diario por una banda de ladrones: cajones abiertos vomitando ropa y enseres de toda calaña, pijamas tiradas en el comedor, platos inconclusos sobre las cómodas, baños obturados cuya pestilencia flotaba en los dos pisos y en la hilera de dormitorios donde no se distinguían las camas de tanto tereque. Todo lo que necesitaba un elemental funcionamiento no funcionaba y, entonces, se resolvían los requerimientos de vestimenta, comida, tareas, teles, destruyendo los mecanismos con un martillo que rompa, un playo que tuerza, un alambre que ate. Las dos refrigeradoras enormes carecían de luz interior y funcionaban a medias como tales y a medias como alacenas. Alguna vez encontré en el congelador de una de ellas Crimen y castigo, en la edición Espasa. La electricidad funcionaba de manera intermitente, conforme se pagaba la factura, gestión que siempre se efectuaba cuando ya estábamos a oscuras. Igual, con los teléfonos, cuya carencia para la jauría sobre todo joven resultaba más dramático que vivir a tientas.

Has llegado al límite de artículos gratis para este mes.
¡Lee sin límites! HAZTE PREMIUM o Iniciar sesión