¿Qué vuelcos ha dado el mundo para que el conservadorismo tradicional decline y los radicalismos ganen adeptos? Un texto sobre el declive del centroderecha.

La amalgama era grande y pintoresca. Allí estaban militantes del grupo Alt-Right, añorantes del Ku Klux Klan, negacionistas del cambio climático, activistas antivacunas, ‘Proud Boys’, ‘Oath Keepers’, delegados del Movimiento Nacional-Socialista y de la Alianza Nacional, decenas de ‘skinheads’, neoconfederados y supremacistas blancos, representantes de organizaciones antiinmigración y antisemitas y, sobre todo, cientos de seguidores entusiastas de Donald Trump, quien, por supuesto, también andaba por ahí. Estaban todos. O casi todos.
Casi todos, en realidad, porque en la reunión de la Conferencia Política de Acción Conservadora, autoproclamada “la asamblea más grande e influyente de la derecha en el mundo”, brillaba por su ausencia la corriente históricamente dominante del Partido Republicano de los Estados Unidos, la de los conservadores tradicionales, portadores de los valores y los procederes del viejo ‘Grand Old Party’ de Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Dwight Eisenhower y Ronald Reagan. Faltaba, por lo tanto, la derecha clásica, moderada. La de siempre.