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El innombrable

por Jorge Ortiz

La diosa había salido temprano de su templo, que coronaba la polis griega de Éfeso, para asistir al nacimiento de quien, en unos pocos años, sería el gran Alejandro Magno, rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto y soberano de Media y Persia. Era alumbrado un hombre llamado a la inmortalidad de la historia y, por supuesto, Artemisa tenía que estar presente. Al fin y al cabo, ella, hija de Zeus y hermana gemela de Apolo, era la diosa de las doncellas, la virginidad y los nacimientos. Era, también, la patrona de los animales salvajes, la cacería y las tierras inexploradas. Era uno de los doce dioses olímpicos helenos, muy venerada y respetada.

Su significación inmensa en el panteón griego hizo que, alrededor del año 555 anterior a la era cristiana, el rey de Lidia, Creso, hombre de riquezas fabulosas y amor resuelto por las artes, decidiera financiar un templo en el que Artemisa fuera venerada. Pero no debía ser cualquier templo. Debía ser el mayor y el mejor, el que hiciera de Éfeso la más deslumbrante de las polis griegas y de Artemisa la más visitada de los dioses.
Su construcción demoró un siglo. Fue una obra paciente, cuidadosa y minuciosa, que le dio a Grecia un templo sin igual. Era, casi por completo, de mármol, con ciento veintisiete columnas, treinta y seis de ellas talladas en relieve. En el centro fue erigida la figura colosal de Artemisa, esculpida en madera ennegrecida. El techo, las escaleras, las puertas y los muebles fueron hechos con maderas finas, llevadas a Éfeso desde cada rincón del Mediterráneo. En todo detalle hubo prolijidad y belleza.

templo de artemisa
Templo de Artemisa.

Antípatro de Sidón, el poeta errante dedicado a identificar las siete maravillas del mundo antiguo, quedó impresionado por la perfección del templo: “He posado mis ojos sobre las murallas de la dulce Babilonia, y la estatua de Zeus, y los jardines colgantes, y el coloso que recibe en Rodas, y la enorme obra de las altas pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí, encaramada en las nubes, esas otras maravillas perdieron su brillo, y me dije que, aparte del Olimpo, el sol nunca iluminó algo tan grandioso…”.

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Autor

Acerca de Jorge Ortiz

Ha sido periodista y corresponsal internacional, articulista, presentador de noticias, entrevistador y colaborador de la revista Mundo Diners, además de autor de cuatro libros de relatos históricos.
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