Feminista desde siempre y abogada convencida, a María Paz Jervis Pastor le gusta irrumpir, incomodar y alzar la voz ante las desigualdades. Lo hizo desde la academia por catorce años consecutivos y ahora lo hace desde la Cámara de Industrias y Producción (CIP), donde se desempeña como su primera presidenta ejecutiva en 86 años de historia. En esta entrevista habla de sus convicciones —que son profundas y claras—, pero también de sus temores, de los derechos humanos y de la maternidad como la más necesaria de las militancias.

De la cátedra a la industria
—¿Cómo se da este salto de la academia a la CIP? ¿Es algo que buscabas o esperabas?
—La primera vez que me llamaron, me reí. Me llamó un head hunter y me dijo que querían invitarme a ser parte de este proceso. Mi respuesta fue: “Soy profesora universitaria, por qué me quisieras entrevistar a mí”. Le comenté a mi esposo y me dijo que uno nunca tiene que decir no, siempre hay que oír.
En el último tiempo en la academia empecé a sentir un poco de monotonía. Yo tenía una meta muy importante en la Universidad SEK que era la acreditación. Un proceso que fue de sangre, sudor y lágrimas, y lo conseguí con éxito. Me correspondía hacer un doctorado y muchas veces tuve la oportunidad, pero no me he sentido convocada por eso, y también hay que poder decirlo.