Todos buscamos nuevas formas de comenzar a vivir en un mundo que ya no es el mismo, en el que falta gente muy querida y en el que debemos ordenar todo lo que llevamos dentro. Volver a comenzar es un acto de fe.

De Manu sé su nombre, que vino de La Coruña y que planea recorrer todas las rutas que llevan a Santiago de Compostela, la ciudad donde reposan los restos del apóstol. El peregrino de cuarenta años me dijo que lo hacía por penitencia, que había actuado mal durante el 90 % de su vida, que tenía un trabajo, que lo tuvo que dejar. No pregunté más, solo lo escuché. Llevaba un cartel atado a su mochila con el nombre de su canal de YouTube, No caminas solo, y pedía a todo el que se le cruzara que se suscribiera; yo misma lo hice y cuando empiezo a escribir esto veo algunos de sus videos y entiendo que consumió drogas, que hubo desintoxicaciones fallidas y que quiere romper el bucle en el que ha vivido. En su último video dice: “Mi cuerpo quiere caminar despacio, necesita seguir escuchando los pasos que van hacia adelante. He visto muchísima gente que ha salido sola de casa para hacer este camino y más o menos con todos los que he hablado necesitaban hacer esto, desconectar, encontrarse a sí mismos, necesitaban, como yo, unas flechitas que les dijesen cuál es el buen camino”.
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