
Poesía y novela no son géneros antagónicos, ni siquiera separados. Imposible trazar la frontera que los divide, pero sobre todo inútil, porque siempre se contaminan mutuamente, enriqueciéndose. La maestría del narrador o del poeta sabrá ajustar la dosis respectiva.
Ocean Vuong (Ciudad Ho Chi Min, 1988) ha sido poeta desde siempre y sigue siéndolo al publicar este primer relato: En la tierra somos fugazmente grandiosos. Su vida es en sí misma una novela y, de hecho, el libro que abordamos es esencialmente autobiográfico. La intromisión de lo lírico no convierte a este texto en un balcón florido, sino que desciende a la calle de la historia y aún más a la alcantarilla de la vida para hallar los materiales terribles con los que conformará su obra.
Las vidas de Vuong, su familia y de su nación están marcadas por el conflicto y los bombardeos de napalm. Pero no vaya a pensar que se trata de un texto político o antibélico. La fuerte imbricación entre la biografía de Vuong y su obra puede confundirnos. Para acentuar este carácter y la descarnada intimidad de las situaciones está narrada en forma de una carta a Rosa, la madre del protagonista, analfabeta porque cuando tenía cinco años su escuela fue barrida en un bombardeo.