
La élite ecuatoriana de inicios del siglo pasado simpatizó con Mussolini, partidario del nazismo.
Parte de las élites ecuatorianas de los años veinte y treinta del siglo pasado simpatizaron con el fascismo italiano, que fue aliado del nazismo alemán durante la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado más sangriento en la historia de la humanidad, que produjo unos cincuenta millones de muertos. La penetración del autoritarismo que lideró Benito Mussolini consolidó una relación entre el país y el entonces reino europeo que llevaba décadas.
Los acercamientos tuvieron su momento cumbre entre 1935 y 1936, luego de que las tropas fascistas invadieron Etiopía y sometieron al débil ejército africano, con un costo humano de cuatrocientas mil víctimas locales. El Gobierno de Quito no se sumó a las sanciones que impuso sobre Italia la Liga de las Naciones, la antecesora de la vigente Organización de las Naciones Unidas (ONU).