Diners 465 - Febrero 2021.
Por Martín Córdova
Fotografías: Cortesía
La historia de Fediscos podría llamarse también la historia nacional, pues el sello, la marca y el lugar estuvieron tan ligados a la vida cultural del Ecuador que tratar de obviarla sería imperdonable. Aquí un poco de lo que fue y de lo mucho que siempre será.

Es la madrugada del 17 de febrero de 2016 y en el estudio Fediscos hay una fiesta: el after del show debut de Erlend Øye en Guayaquil. El noruego, reconocido mundialmente como el líder de la banda de culto The Whitest Boy Alive y parte del dúo Kings Of Convenience, visitó por primera vez el Ecuador en calidad de solista. No hay más de cuarenta personas y el músico, inesperadamente, se anima a improvisar con sus colegas locales en la sala de grabación; mientras los invitados se ordenan alrededor de una suerte de escenario delimitado por una batería, pedestales de micrófonos, guitarras, y todo esto bajo el cuadro de un tigre que observa imponente la sala, por encima de los músicos. Øye mide casi dos metros y ahora tiene que encorvarse un poco para que su boca apunte al micrófono. El concierto previo a esta fiesta fue acústico; las guitarras eléctricas y la batería le dan a este segundo acto el toque de poder. Entre tanto jamming, Erlend entona las primeras notas de un hit, “1517”. Los músicos lo siguen y empieza una versión improvisada de una de las canciones más esperadas del show de esa noche, esta vez con banda completa. Todos bailamos, reímos y bebemos y cruzamos miradas cómplices: nadie esperaba escuchar este tema “con todos los juguetes”. Estamos viviendo algo único, irrepetible, de esas cosas que no suelen suceder en Guayaquil. Entre los músicos que comparten con Øye, se encuentra Pancho Feraud, encargado del estudio y bisnieto de Juan Domingo Feraud (1895- 1978), su fundador.