Son dos bloques de concreto acoplados en el centro sur de Guayaquil. Cada bloque tiene un edificio de cuatro pisos, dividido en dos secciones, construidos hace más de 70. Los divide un callejón. Entre comerciantes formales e informales, profesores jubilados, ancianos abandonados, amas de casa prematuramente desesperadas, niños duros y lolitas explosivas, vive gente sin empleo, drogadictos, uno que otro adolescente descarriado y también uno que otro policía.
Por Elías Urdánigo
Has llegado al límite de artículos gratis para este mes.
