En Argentina la industria del libro lucha por mantenerse a flote en medio de la segunda ola de la pandemia. 2020 implicó una caída del 30 % en el sector, que ya venía golpeado. Pero también la explosión del comercio electrónico y el crecimiento del libro digital.
Fotografías Pía Olaciregui
Primero, contexto. En Argentina, desde 2001, existe una ley de fomento del libro y la lectura que, entre otros puntos, exime del pago del IVA a la producción y comercialización de obras. Hay organismos, fondos, premios para apoyar a la escritura, la lectura y la edición de libros. Hay estadísticas. También librerías, muchas, todavía. Buenos Aires, donde históricamente se ha concentrado el sector, es la ciudad del mundo con más librerías por habitante, un promedio de veinticinco por cada cien mil, según el Foro Mundial de Ciudades Culturales.