Por Rafael Lugo
Ilustración: Shutterstock
Edición 460-Septiembre 2020
De entre los cientos de arupos que se plantaron hace algunos meses en un terreno abandonado, un par —aún pequeños— lanzaron sus flores rosadas casi un año antes de lo previsto. Uno de ellos fue fotografiado, apareció en redes y su colorido exabrupto empezó a ser interpretado como una señal de esperanza. Como cuando aparece la cara de Jesús en una tostada.
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