
En los años ochenta, cuando todavía no nos habíamos ganado el derecho a jugar en un Mundial de Fútbol, el mayor referente que tuvimos los ecuatorianos fue el triunfo de Jesús Fichamba en el festival de la OTI.
No ganó la competencia musical, quedó segundo, pero el cantante indígena de Peguche se ganó el corazón de un país entero y también de la crítica internacional, sorprendida del por qué no le dieron el premio a una canción que recordaba la conquista española.
De la fama a la soledad y a la realidad, Jesús Fichamba vivió y trabajó como lo hace la mayoría de inmigrantes, en condiciones precarias.