El claroscuro negocio de la eliminación de datos se balancea entre el derecho a la privacidad y la libertad de expresión.

“Desaparecer por completo de Internet es imposible”. Con esta contundente frase, Manuel Moreno, director y fundador de Borrame.es, zanja la petición con la que llega a él buena parte de sus clientes. Las personas que buscan sus servicios suelen estar hartas y enojadas.
Detestan todo lo que encuentran en el vasto mundo digital con solo escribir su nombre en un buscador. Son los solicitantes de un servicio muy peculiar: el borrado de datos en motores de búsqueda, redes sociales o páginas web. Un negocio que se ha extendido desde la Unión Europea hacia el resto del mundo y, particularmente, desde España hacia Latinoamérica.