Para figuras controvertidas, sin lugar a dudas, la de Richard Wagner, el famoso músico y dramaturgo alemán. Hasta el día de hoy las opiniones que se han vertido sobre el compositor tienden al blanco y al negro.

Tanto por el contenido de sus óperas como por las posturas políticas que adoptó, fue objeto de odios viscerales o de amores hasta el delirio. El entusiasmo que generó fue tal que Ludwig II de Baviera, un príncipe alemán un tanto chiflado, instituyó un festival wagneriano y hasta le construyó un teatro para representar sus óperas en la pequeña ciudad de Bayreuth. Sobre todo, entre el bien pensante mundo de la izquierda, el personaje goza de mala reputación debido a sus vinculaciones con esa derecha europea más reaccionaria de la época. Años más tarde, la mala fama se incrementó exponencialmente debido a la apología que hizo de su figura el régimen nazi.
En lo personal su vida estuvo envuelta en una multitud de escándalos y extravagancias. Durante años vivió en calidad de amante con Cosima, la esposa del célebre músico Hans von Bülow, un gran admirador de Wagner, una admiración que le permitió soportar con resignación la infidelidad. Cosima por su parte había sido fruto de una de esas historias de amor un tanto turbias que fueron muy comunes en la época. Ella era hija ilegítima de Franz Liszt y de la condesa Marie d’Agout.