
Entre avatares del bien y el mal, el descontrol y la redención, galopó el gran novelista ruso que legó a la humanidad la desnudez del alma humana.
Virginia Woolf, William Faulkner, Sigmund Freud, Ernest Hemingway, Hermann Hesse, Jorge Luis Borges y Haruki Murakami son algunas de las lumbreras para quienes no fue indiferente la intimidad del bien y el mal en el alma humana que sembró Fiódor Dostoievski en la literatura rusa del siglo XIX.
Entre más de una docena de novelas y sin incluir cuentos, bastan tres obras: Crimen y castigo (1866), El idiota (1868) y Los hermanos Karamázov (1880), para glorificar al maestro de una narrativa que profundizó en matices psicológicos, filosóficos, sociales y éticos.