
Cuando pensamos en esculturas de la antigua Grecia y la antigua Roma pensamos en mármol, brillo y blancura. El mundo griego y romano ha sido la base de la civilización occidental, y sus obras de arte han pulido nuestro gusto estético, marcando un camino ideal de perfección abstraído del universo de lo cotidiano.
Sin embargo, esa realidad era casi opuesta a nuestra percepción actual. La escultura grecorromana era una figura viva y repleta de color, de pieles diversas, vestimentas ricas en diseños y combinaciones cromáticas provocadoras. No obstante, los museos y galerías han enterrado esta policromía detrás de las capas del tiempo, sosteniendo el mito de la monocromía. Hoy, gracias al trabajo extenso de historiadores del arte y científicos comprometidos, podemos apreciar una perspectiva muy diferente y quizá mucho más real.
El Museo Metropolitano de Nueva York presenta, hasta marzo de 2023, la exhibición Chroma. La muestra revela la historia de la policromía en una de sus colecciones más emblemáticas y explora las múltiples e innovadoras prácticas científicas utilizadas para descubrir los colores, y cómo estos ayudaron a transmitir un significado particular en la Antigüedad y cómo la policromía se ha interpretado en períodos posteriores.