Era el mayor imperio jamás habido, que abarcaba desde España hasta Siria y desde el norte de África hasta las islas británicas: un territorio inmenso, de inusual riqueza, con fronteras extensas y siempre amenazadas. Allá por el siglo IV, cuando los bárbaros llegados del norte más codiciaban su riqueza y su poder, el Imperio Romano llegó a tener hasta medio millón de soldados entrenados, equipados y disciplinados, cuyo liderazgo estaba a cargo de centuriones curtidos en los campos de batalla. Tan sólo alimentar cada día a esas legiones enormes requería una capacidad asombrosa de organización. Y esa organización fue, precisamente, la clave de la preeminencia de Roma durante tantas generaciones.
Dos siglos más tarde, sin embargo, todo había cambiado: tribus bárbaras, casi todas de raíz germánica, dominaban lo que habían sido tierras romanas. Así, el norte de África había sido tomado por los vándalos, los visigodos ocupaban España y el sudoeste de Francia, mientras el sudeste francés era dominado por los borgoñeses. Incluso Italia, el corazón del Imperio, estaba en las manos de los ostrogodos. Y la expansión bárbara seguía. ¿Cómo había sido posible que las poderosas legiones romanas, que a lo largo de mil batallas en todos los frentes habían contenido las invasiones de esos enemigos turbulentos y caóticos, hubieran sido finalmente vencidas y desbandadas?
Los historiadores dicen que, de tanto enfrentarlos sin éxito, los bárbaros aprendieron de los romanos su organización para el combate, porque no sólo su capacidad de abastecimiento era formidable, sino también sus estrategias y sus tácticas, como aquella de rotar a las tropas, reemplazando a los soldados agotados por otros más frescos. De acuerdo con el historiador militar alemán Hans Delbrück, las cinco características fundamentales de los ejércitos modernos (instrucción, preparación, táctica, logística y liderazgo) responden a la necesidad de compensar con organización “la dureza natural de las personas menos civilizadas”. Personas menos civilizados que, en los tiempos romanos, eran los bárbaros germánicos.