Este mes, cuando Alejandro González Iñárritu, el realizador de Birdman, cumple sesenta años, nos adentramos en su filme más exitoso, con cuatro Premios Óscar.
Quien solo haya visto el póster o los anuncios impresos del filme estadounidense de 2014 titulado Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) pensará que se trata de otra película de superhéroes, de esas que tanto abundan en las salas de cine. Ahí lo vemos, a Michael Keaton y, sobre su cabeza, a un elemento bien trajeado con alas y escudo —el superhéroe de rigor— como si fueran los mismísimos Bruce Wayne y Batman.
Pero no, este filme no es sobre seres con poderes especiales que procuran “salvar al mundo libre”, sino sobre un artista en desgracia que ambiciona el triunfo, y otro en la cima de sus ambiciones. Es una película sobre los egos de un lado y otro de la cámara.
