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Bessie Smith, soberana del blues

por Diego Pérez Ordoñez

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Bessie Smith. (Tennessee, 1894 - Misisipi, 1937). La llamada emperatriz del blues vendió 750 000 copias solo en su primer álbum. Fotografía: Shutterstock.

Se puede argumentar que el blues constituye el arte de lo imposible. Para empezar, la imposibilidad del amor. Por eso —alguna vez apuntó John Lee Hooker— todo nació con Adán y Eva: un hombre, una mujer, un malentendido, los inicios de la cultura del pecado. Cientos de miles de años de culpa. La imposibilidad de una vida mejor y, por tanto, una existencia perpetuamente signada por la tristeza. De la dificultad de progresar, de conseguir trabajo apropiado, de evitar la cárcel, de sobrellevar las penas. Por todo lo anterior, el blues es música de hondonadas y expiaciones. Música de infamia y esclavitud, de viajes forzados (de África hacia América, de las plantaciones a la ciudad). Música de grilletes y cosechas eternas de algodón.

Así, resultaba prácticamente imposible que una niña humilde, descendiente de esclavos, víctima del férreo régimen de segregación implantado secularmente en Estados Unidos, producto de una familia endeble y desamparada, se convirtiera en una estrella del espectáculo, en una blues star. En una época rubricada por las mujeres del blues (Mamie Smith, Alberta Hunter, Ma Rainey, Big Mama Thornton, por ejemplo), Bessie Smith (1894-1937) reescribió las reglas a su favor, dominó festivales y conciertos que normalmente le habrían sido vedados, exhibió un tren de vida propio de su fama, conoció la tentación de los excesos y murió más allá de sus posibilidades, como le habría gustado decir a Oscar Wilde.

La madrugada del 26 de setiembre de 1937 debe haber sido húmeda y pegajosa, como la mayoría de los albores del sur profundo. Viscosa, en vista de las cercanías del río Misisipi, que se desenvuelve a ritmo parsimonioso, con su mezcla de verdes y marrones. Una madrugada trágica, además. Bessie Smith, la emperatriz del blues, responsable en gran parte de la divulgación de la música negra en casi todos los rincones de Estados Unidos, murió en un infortunado accidente de tránsito. Un accidente trufado por la leyenda, contagiado por el mito, materia de muchas interpretaciones.

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