Por María Fernanda Ampuero.
Fotos: cortesía Museo Guggenheim.
Edición 415 - diciembre 2016.
“Hubo un tiempo en el que tenía la esperanza de hacer el mejor cuadro del grito humano”.
Francis Bacon
“El arte de Bacon es inusual tanto por sus formas como por su contenido. Complejo y contradictorio, al igual que el artista que lo ejecutó, es también extraño, intenso y problemático. Admirable y simultáneamente preocupante, ataca por sorpresa. Trabaja directamente sobre el sistema nervioso y abre las válvulas del sentir. Resulta tan magnético como repulsivo. Es auténtico pero también inquietante. Se muestra profundo y frívolo a la vez. Atípico, quimérico, polivalente. Extremadamente sugestivo. Salvajemente humano”.